Cuenta una leyenda, como todas las buenas seguramente apócrifa, que una vez preguntaron al guitarrista de los Ramones por qué en sus canciones nunca tocaban solos. Contestó que, en primer lugar, no sabía tocarlos y, en segundo lugar, le aburrían. A mí me pasa lo mismo con las novelas. No sé escribirlas y la mayoría de las que he leído me aburren. Por eso, escribo cuentos. Como mucho, dos minutos y medio de ruido.